El pasado jueves 29 de noviembre los alumnos de 2º de ESO visitaron la Biblioteca Pública Villaespesa acompañados por el Departamento de Lengua y Literatura

Las bibliotecas no son solo ese lugar silencioso lleno de libros en el que hay una bibliotecaria malhumorada que nos mira si movemos una silla o se nos cae un boli al suelo. Las bibliotecas no son un oscuro lugar donde solo se puede leer o estudiar. El pasado jueves lo pudimos comprobar los alumnos de 2º de ESO. Las visitas guiadas que organiza la Biblioteca Pública Villaespesa de Almería son toda una sorpresa para alumnado y profesores.

La visita estaba dividida en dos partes: en la primera nos enseñaron lo que era un tejuelo (y no, no es un roedor del bosque: son las etiquetas que nos localizan a los libros en las estanterías) y nos dieron una vueltecita por todas las plantas de la biblio (¡Sí! ¡Es tan grande que tiene cuatro pisos!). Todo el mundo se nos quedaba mirando, mientras estudiaban o consultaban enciclopedias o libros. Lo cierto es que vimos cuánta gente la visita y disfruta de todo el fondo documental que ofrece a la cuidad. Algunos ni se lo imaginaban.

Después de esa visita, nos regalaron una lectura dramatizada de la obra “Siempre es demasiado tarde” de María Jesús Bajo Martínez. Lo más sorprendente es que la propia escritora estaba allí y, tras la representación, hicimos un coloquio sobre la tensión dramática que giraba alrededor de la violencia sobre la mujer. En la charla también estuvieron los actores y otro grupo de 4º de la ESO del IES Maestro Padilla. Lo más sorprendente fueron las palabras sinceras que un alumno, Víctor, compartió con todos nosotros sobre su experiencia personal con la violencia de género que había vivido en su casa. Fue un momento irrepetible, de esos que pasan de vez en cuando y que hay que agarrar fuerte en la memoria para que nos acompañe siempre. Víctor era todo un ejemplo de superación y, con su espontáneo discurso, consiguió emocionarnos a los que estábamos allí (escritora, directora, actores, profesoras y alumnos).

En fin, una jornada inolvidable que nos recordó que donde hay libros pasan cosas mágicas.